Licenciada en Interpretación por la Real Escuela Superior de Arte Dramático (RESAD), de Madrid, y en Psicología por la Universidad de Barcelona, con formación adicional en violín y canto, Rita Barber compagina su carrera como actriz y cantante con labores pedagógicas y de investigación. Por eso, cuesta encontrar un momento para dialogar con esta profesional «todo terreno», que impartirá en Oviedo del 14 al 22 de octubre un taller de Técnicas Teatrales al servicio de la comunicación en la empresa, organizado por LScomunicación y patrocinado por la Federación Asturiana de Empresarios (FADE).
Por fin, en el viaje de regreso de una de sus giras con la Compañía Nacional de Teatro Clásico de España, logramos esta breve entrevista.
– Con tu actividad incesante tanto en el teatro como en la música, ¿cómo encuentras tiempo también para enseñar y por qué te atrae tanto la labor pedagógica?
– El tiempo no lo encuentro, lo busco. La pedagogía para mí es la culminación de uno de los objetivos de mi profesión, el compartir. Ser actriz es un proceso muy largo de investigación y observación de uno mismo y de los demás. No sabría qué hacer con todo aquello que voy descubriendo si no lo pusiera al servicio de otras disciplinas. A esto hay que añadir que aprendo muchísimo enseñando.
– ¿Por qué «teatro y comunicación»? ¿Es el teatro realmente un buen camino para entrenar las habilidades comunicativas?
– El teatro es comunicación. Claro que es un buen camino. Todas aquellas herramientas que nos ayuden a conocer y mejorar nuestra forma particular de comunicarnos, nos harán más libres para expresarnos. Del juego teatral se pueden aprovechar muchos recursos aplicables a la comunicación en el trabajo y en la vida.
– En tus talleres y cursos siempre hay, al menos, tres bloques temáticos esenciales: el corporal, el vocal y el de improvisación. ¿Qué nos aporta cada uno?
– Para sacarle el mayor provecho a una herramienta el primer paso es conocerla. En mis talleres hay un área importante donde se trabajan y se observan la Voz y el Cuerpo. ¿Cómo está mi voz y cómo la utilizo? ¿Cómo cuidarla y cómo le puedo sacar más partido al hablar en público, en momentos de tensión? ¿Cómo conseguir mi objetivo a través de la voz? Por otro lado, el cuerpo está siempre dando un mensaje. ¿Cómo ser consciente de lo que está comunicando mi cuerpo? ¿Qué calidades de movimiento podemos trabajar y qué comunican? ¿Cómo aprendo a detectar mis tensiones y cómo trabajarlas?
La última parte de las sesiones se dedica a la improvisación. Con ella pretendemos descubrir al alumno ante situaciones nuevas, ante imprevistos y trabajar con él la capacidad de adaptarse y moverse en ese terreno no conocido. La escucha y la apertura son las cualidades que más se trabajan en la improvisación.
– Tienes fama de ser una profesora exigente, que siempre intenta sacar lo mejor de cada uno, pero al mismo tiempo muy divertida. ¿No es una contradicción?
– ¡No, no! No me considero una profesora exigente, sí trabajadora y muy curiosa, pero no exigente. Una de mis obsesiones con los alumnos es eliminar esa exigencia feroz que muchas veces está debajo de la inseguridad a la hora de hablar en público, por ejemplo. Y sí, mis hallazgos siempre aparecen detrás de un juego, a través de la diversión.
Para disponer a un alumno para una buena comunicación el primer paso es eliminar tensiones. Yo trabajo mucho con juegos de equipo que nos lleven a esa apertura. Eso sería imposible con la exigencia estricta; todo lo contrario, se consigue con el juego y su consiguiente observación y análisis.
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