Diariamente recibimos entusiasmados una docena de «tips», claves y pasos a través de las redes sociales y los blogs. Son esas cápsulas de contenido que nos resumen un tema en apenas tres (o cinco o diez) recetas breves. Tienen un lado muy positivo: su poder de síntesis, su capacidad para esquematizar y resumir el conocimiento. Y si sus autores son profesionales con kilómetros de estudio detrás, que noblemente compendian en diez frases ingeniosas su saber para nosotros, entonces constituyen un verdadero regalo del cielo. E incluso hasta los aportes menos sesudos muchas veces estimulan nuestros propios enfoques. Hasta ahí, todo muy bien. ¿Cuándo empieza entonces...
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